miércoles, 2 de marzo de 2016

PROCRASTINACIÓN, EL HÁBITO DE POSTERGAR

Aplazar los asuntos pendientes, o dejar para mañana lo que podrías hacer hoy, es una costumbre muy humana conocida como procrastinación.
Es muy habitual, a pesar de que tiene un elevado costo, pues los retrasos evitables generan pérdidas en la productividad, además de causar estragos emocionales, principalmente mermando la autoestima.
Algunos investigadores han estudiado a fondo la procrastinación y han llegado a la conclusión que las personas se comportan así, es porque creen que el día de mañana será más adecuado para poner en práctica lo planeado. Y también han demostrado que la tendencia a procrastinar es menor si se plantea la tarea en términos muy concretos y específicos. 

Veamos algunos consejos de Nasheli Escobar publicados en hipertextual.com.:

Conócete a ti mismo
Lo primero que hay que hacer es analizar la situación. Reflexiona acerca de cómo la procrastinación está afectando tu productividad y cómo esto puede afectar negativamente el desempeño de tus actividades diarias. Es conveniente que identifiques los hábitos que pueden estar provocándola y trates de evitarlos al máximo.

Gestiona de manera efectiva tu tiempo
En ocasiones la cantidad de trabajo que tenemos por realizar llega a ser abrumadora. 

Dividir una tarea compleja en varias más sencillas puede ser una manera muy efectiva de sobrellevar la carga de trabajo. Sin embargo aún cuando la tarea es sencilla seguimos posponiendo la fecha para terminar los pendientes, hasta que ya es demasiado tarde. Crea una línea del tiempo y asigna tiempos específicos y fechas límite a cada pequeña tarea. Dejar pasar la fecha para terminar una tarea puede repercutir en la realización de otras previamente establecidas, por lo que te sentirás con la urgencia de actuar para cumplir tus metas. Tener bien organizados tus deberes y tiempos puede mejorar la calidad de tu trabajo y evitar el estrés.

Cambia de perspectiva
Reflexionar sobre los dos puntos anteriores puede lograr que cambie tu perspectiva acerca de lo que es verdaderamente importante para ti en este preciso momento.
Trata de pensar en qué es lo que te apasiona hacer, cómo puedes alcanzar tus objetivos y concéntrate en ello. Quizás, al final te darás cuenta que pasarte todo el día viendo videos de gatitos no es la solución a tus problemas y que ya es tiempo de ponerte a trabajar en la pila de papeles sobre tu escritorio.

Comprométete
Crear una lista de tareas y asignarles tiempos no basta para lidiar con la procrastinación, porque bien puede estar la lista a un lado y tú puedes seguir leyendo la lista interminable de tweets que publican tus amigos. Comprométete contigo mismo y con las tareas que hay que realizar. No pierdas el tiempo pensando en que son demasiado complicadas o aburridas y simplemente ponte a hacerlas, a nadie le beneficiará más que a ti.

Trabaja en ambientes productivos
En varios artículos anteriores hemos resaltado la influencia que tiene nuestro ambiente de trabajo respecto de nuestra productividad. Procura que tu oficina tenga una buena iluminación y que los elementos en ella, una planta sobre el escritorio por ejemplo, te ayuden a crear un ambiente inspirador. Evita aquellos que puedan distraerte de tus actividades diarias o que influyan de manera negativa en tu estado de ánimo.

Elimina las distracciones
Las cosas se complican cuando trabajamos desde un ordenador con conexión a Internet, pues las distracciones se encuentran a sólo un clic. La búsqueda de una solo palabra o imagen puede transformarse en una búsqueda interminable que puede emplear varias horas de nuestro valioso tiempo. Además las redes sociales juegan un papel importante en este tema. Por suerte existen algunas herramientas y servicios que pueden facilitar la concentración en el trabajo diario.

Supera los obstáculos
Aún cuando nos comprometemos de corazón, podrán aparecer obstáculos que nos impedirán cumplir nuestras metas. Así como puedes realizar una lista de tareas, crea una lista de posibles obstáculos que te encontrarás en el camino y una lista de posibles soluciones. La experiencia te irá diciendo por dónde encaminar las soluciones y te ayudará a ahorrar tiempo en el futuro.

Aprende constantemente
Si quieres mejorar tu desempeño —además de mantenerte ocupado en algo que realmente vale la pena— comienza por aprender todo lo que puedas, toma cursos, lee, especialízate, estudia un postgrado, experimenta y no tengas miedo de fallar. Fallar no siempre es malo, en ocasiones aprendemos más de nuestros errores que de nuestros éxitos.

Recompensa tu progreso
Tú esfuerzo y progreso merece un premio. Crear un sistema de recompensas que te ayuden a celebrar los logros alcanzados y pequeños "castigos" para cuando fallas en algo. Celebrar comprándote algo nuevo o yendo al cine cada vez que tienes éxito en un proyecto o privarte de utilizar el celular por unos cuantos días cuando no lo logras, es una buena estrategia para incentivar tu productividad.

No seas tan duro contigo mismo
A pesar de todo lo anterior, llevar un ritmo de trabajo tan estricto tampoco es bueno. Estar ocupado no permite que nuestra creatividad, entre otras habilidades, se desarrolle adecuadamente. La clave está en saber balancear nuestro tiempo para poder realizar todas las actividades del día y aún tener tiempo para nosotros mismos o para salir a tomar un café con los amigos.
Fuentes varias en la WEB

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